Lumen
Dónde encontrar el Espiritismo más auténtico pos-Kardec? El autor de esta reflexión, respetando las aportaciones del movimiento brasileño de mediados del s. XX y principios del XXI, con Chico Xavier a la cabeza, por todo lo aportado de bueno (pero también siendo críticos y echando a un lado lo implastado que se ha ido adhiriendo, pero que no es oriundo del Espiritismo); sin duda, el Espiritismo genuino está en León Denis y Delamne, asi como en los pioneros españoles que recogen admirablemente la antorcha kardeciana (Amalia, Vives, Colavida, Quintín López, etc). Lo que vino después hasta nuestros días puede ser más o menos aceptable, más o menos ennoblecedor, pero está más entremezclado con otras cosas y carece del racionalismo espiritual y la imparcialidad de los orígenes. A mi entender.
A partir de la 2ª mitad del siglo XX, el movimiento espírita (en parte) ha perdido el rumbo de su carácter original al ir mezclándose (innecesariamente) con patrones culturales de religiosidad estructurada ajenos a los planteamientos espiritistas originales. Derivando, en estas alturas de la 2ª década del siglo XXI, en lo que hoy, a veces, solemos entender como Espiritismo, es decir: un ambiguo maridaje con grupos simpáticos a un Catolicismo místico y seglar, o a un espiritualismo hecho de retazos esotéricos, orientalistas y kardecistas.
Este sincretismo es tan inofensivo (en lo moral) como disgregador
del mensaje original en lo práctico.
Esto es asi, guste o no guste. Por ello, los espíritas (al menos
los conscientes), deberíamos tomar nota, revisar conceptos y dejar atrás
expresiones y modismos que no forma parte real de lo que los Espíritus
revelaron. No solo tenemos que estudiar y divulgar, sino también “despejar”
elementos que se han ido depositando en los últimos 30 o 40 años y que poco o
nada aportan a la identidad doctrinaria.
Trabajar por un movimiento espírita de acuerdo al racionalismo
espiritual del principio es apostar por la necesaria coherencia doctrinaria…y
esto es una forma de hacer caridad y ser responsables con un legado de
naturaleza superior que aceptamos difundir. En tanto gran número de espíritas
(individuos, centros y federaciones) no terminen de liberarse de los atavismos
ortodoxos del pasado reciente, el Espiritismo que se haga por su mediación
sonará a la vieja cantinela de siempre; y poco importará que esta se promulgada
desde un púlpito eclesiástico o desde el estrado de un Congreso Espírita,
porque en la base va a sonar lo mismo a oído de los legos.
Si el Espiritismo no expresa
una nueva cultura espiritual (la reflejada en la codificación), liberada de los
moldes del viejo paradigma histórico, nunca irradiará el auténtico Espiritismo.
¿No tendríamos que hacer algo más aparte de lo que hemos hecho en
las últimas décadas? O más que hacer algo, sería más apropiado el recolocarnos
desde otra punto de vista; yendo más allá de la inercia de la costumbre y los
convencionalismos tradicionales, sobretodo aquellos demasiado impregnados de
moralismo judeocristiano, porque, hay que recolocerlo: en ocasiones lo que
estamos proyectando no es exactamente Espiritismo… y muchos “espíritas” y
centros se han quedado atrás en
comparación con otros movimientos espirituales con una práctica mucho más sana
e integradora.
Esto debería hacernos reflexionar, porque el Espiritismo no tiene
la culpa (es la mayor revelación espiritual contemporánea, cuya aplicación, por
si sola, puede revolucionar la cultura y el planeta), pero sí de algunos que
permanecen en el pasado, aplicando introyectos de movimientos de fe censuradores,
adoctrinantes y arcaicos que continúan
en su subconsciente.
El tiempo de los viejos sermones ha pasado.
Nosotros apuntamos directamente al corazón. Bendito sea el poema que viene a
través de mi, pero no de mi…porque el sonido
de mi propia música ahogaría la canción del amor.
Rumi
Lumen
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