Juan José Torres
El análisis de un libro como este no está
exento de cierta polémica, sobre todo, si el análisis se distancia de la
impresión general que se tiene de una obra que se ha convertido en un clásico
dentro de la literatura espírita.
Mucho más difícil se hace, cuando el autor
del libro goza de una posición tan importante y respetada dentro del movimiento
espírita como Emmanuel, cuyo nombre,
para muchos, es sinónimo de autoridad indiscutible en el espiritismo. Por eso
somos conscientes de que este análisis podrá suscitar en algunos cierta
sorpresa.
Pero que un libro goce de una apreciación
general muy positiva, no indica que todo en el libro sea encomiable, y delante
de esta obra, encontramos aspectos muy diversos que pasaremos a analizar.
En términos generales, la obra es
recomendable para los estudiosos del espiritismo, puesto que por su formato,
(preguntas y respuestas) ofrece diversidad de temas de forma didáctica y
comprensible.
El libro está dividido en tres partes,
ciencia, filosofía y religión, y cada una de las partes, dividida por temas. Las
preguntas se centran en cuestiones de actualidad dentro de cada tema abordado,
y las respuestas de Emmanuel suelen reflejar una visión espírita clara y lógica
de cada tema. Aún así, considero que en algunas ocasiones el autor espiritual
recurre a la respuesta fácil, sin abordar el tema desde una óptica más profunda,
lo que le lleva a repetir muchas veces la consabida frase: A pesar de los esfuerzos humanos, solo con el evangelio de Jesús
encontraremos la ecuación para los problemas del hombre…
Estamos de acuerdo que el evangelio, sobre
todo desde la óptica que ofrece el espiritismo, es un recurso efectivo para
nuestro crecimiento, pero preguntas concretas demandan respuestas concretas, y
eso es lo que en determinados momentos se echa de menos en una lectura atenta
y estudiosa de la misma, pareciéndonos que en determinadas ocasiones, no se
aborda la pregunta con la suficiente profundidad, y esto se repite en más
ocasiones de las que desearíamos haber encontrado.
Ya en el comienzo del libro, cuando se
trazan las líneas fundamentales de las respuestas, el propio Emmanuel aclara
que las respuestas no abordarán cuestiones técnicas, sino su interpretación
espiritual. Veamos sus propias palabras:
“Considerada
nuestra contribución en ese concepto indispensable de relatividad, buscaremos
concurrir con nuestra modesta parcela de experiencia, sin detenernos en el
examen técnico de las cuestiones científicas, o en el objeto de las polémicas
de la filosofía y de las religiones, ampliamente movilizados en los bastidores
de la opinión, para considerar tan solamente la luz espiritual que se irradia
de todas las cosas y el ascendente místico de todas las actividades del
espíritu humano dentro de su bendita escuela terrestre, bajo la protección
misericordiosa de Dios ”.
Sin pararnos a analizar estas palabras por
lo que dicen, sino por su sentido profundo, nos preguntamos: ¿ha conseguido
Emmanuel lo que se propone?
Traeremos las ideas generales en cuanto a
la luz espiritual y el ascendente místico, y veremos si realmente las opiniones
de Emmanuel están libres de las polémicas de la filosofía y las religiones.
1-
Empecemos por la naturaleza de Jesús.
Si analizamos la obra, Emmanuel presenta a
Jesús como un espíritu superior, el espíritu más superior que ha venido a la
tierra, coincidiendo con la propuesta espírita del libro de los espíritus.
Hasta aquí, no hay duda de su coherencia doctrinaria, pero en cuanto al
lenguaje empleado para describirlo, no deja de usar el término divino para
referirse a su misión, personalidad, naturaleza etc., lo que puede generar
confusión en un lector poco versado en espiritismo, sobre todo, cuando le
atribuye la “formación” del mundo, presentándolo como un “creador”.
Estos conceptos, si bien pueden entenderse
por un espírita, pueden ser confusos para el neófito, generando una idea
equivocada de la opinión que sobre Jesús tenemos los espíritas.
Pero la cuestión se vuelve más difícil de
entender, cuando califica, en más de una ocasión, a Jesús como “El cordero de
Dios” y el “Redentor de la humanidad”, afirmando que él se sacrificó por toda
la humanidad.
Esta idea, originaria de la teología de la
salvación por la gracia, (y que no vamos a analizar aquí) se distancia mucho de
la idea espírita que por su naturaleza universal y progresista, no puede ver en
Jesús un ser predestinado a un sacrificio para la redención de los demás, pues
la redención depende de cada uno. Desde este punto de vista, Jesús en el
espiritismo es un maestro que nace para enseñar, no para sacrificarse o
inmolarse en sacrificio por salvarnos, y estamos seguros que Emmanuel así lo
piensa como podemos deducir de otras respuestas suyas, por lo que su forma de
abordar el tema nos parece poco clara y tendente a confundir, sin que digamos
que sea esa su intención.
Por otro lado, Emmanuel presenta a Jesús como separado de nosotros, un espíritu diferente que no puede ser analizado desde una óptica humana. Sin lugar a dudas, Jesús está a años luz de nosotros, que estamos empezando el camino del progreso, pero independiente de su enorme evolución, es igual a nosotros, es decir, un espíritu que fue creado sencillo e ignorante y que llegó a la pureza gracias a su trabajo, a sus caídas y luchas, a sus procesos de perfeccionamiento, al igual que nosotros un día llegaremos ahí. Sin embargo, Emmanuel presenta a un Jesús que evolucionó sin mácula cuando todos lo hacemos a base de aciertos y caídas. Para Emmanuel todos hemos recibido un alma gemela que nos acompañará en la eternidad, (más adelante abordaremos este tema) todos la hemos recibido excepto Jesús, que al encontrarse en el amor divino no la necesita.
Este enfoque de Jesús, en una evidente exaltación de su naturaleza, distancia a Jesús de nosotros y a mi juicio, a fuerza de exaltarlo lo rebaja, puesto que lo disocia de su proceso de crecimiento y por lo tanto de la responsabilidad de sus conquistas.
Por otro lado, Emmanuel presenta a Jesús como separado de nosotros, un espíritu diferente que no puede ser analizado desde una óptica humana. Sin lugar a dudas, Jesús está a años luz de nosotros, que estamos empezando el camino del progreso, pero independiente de su enorme evolución, es igual a nosotros, es decir, un espíritu que fue creado sencillo e ignorante y que llegó a la pureza gracias a su trabajo, a sus caídas y luchas, a sus procesos de perfeccionamiento, al igual que nosotros un día llegaremos ahí. Sin embargo, Emmanuel presenta a un Jesús que evolucionó sin mácula cuando todos lo hacemos a base de aciertos y caídas. Para Emmanuel todos hemos recibido un alma gemela que nos acompañará en la eternidad, (más adelante abordaremos este tema) todos la hemos recibido excepto Jesús, que al encontrarse en el amor divino no la necesita.
Este enfoque de Jesús, en una evidente exaltación de su naturaleza, distancia a Jesús de nosotros y a mi juicio, a fuerza de exaltarlo lo rebaja, puesto que lo disocia de su proceso de crecimiento y por lo tanto de la responsabilidad de sus conquistas.
2-El
espírita delante de las religiones.
Emmanuel, en todo el libro, afirma
categóricamente que la verdad está solo
en Jesús, al que considera el único guía y salvador del mundo.
Veamos algunos textos:
Pregunta
235: … Pero tratándose de iluminación
espiritual, no existe fuente alguna
además de la
ejemplificación de Jesús en su Evangelio de Verdad y de Vida […] …el modelo de Jesús es definitivo y único para la realización de la luz y de la verdad en cada hombre.
ejemplificación de Jesús en su Evangelio de Verdad y de Vida […] …el modelo de Jesús es definitivo y único para la realización de la luz y de la verdad en cada hombre.
Pregunta 293: Todas
las ideas religiosas, que las criaturas humanas traían consigo del pretérito
milenario, se destinaban a preparar al hombre para recibir y aceptar al Cordero
de Dios.
Pregunta
351: …en deseo sincero de aprender con el único Maestro, que es Jesús-Cristo.
Pregunta
353: El Espiritismo no puede guardar la pretensión de destruir a las
otras creencias, parcelas de la verdad que su doctrina representa, pero, sí, trabajar por transformarlas,
elevándoles las concepciones antiguas para la claridad de la verdad inmortal.
Pregunta
390: …Los incrédulos llegarán a la Verdad, algún día, y la Verdad es Jesús.
Con todo el respeto hacia Emmanuel, nos
parece que estas palabras no tienden a promover la unidad y confraternización
en materia filosófica y religiosa, pues declarar que la única verdad es Jesús,
y que no existe fuente alguna que no sea él, es una clara falta de respeto
hacia otras corrientes de pensamiento que son tan nobles, dignas y respetables
como la visión cristiana, por lo tanto, si Emmanuel pretendía no crear polémica
filosófica o religiosa, no lo ha conseguido con estas afirmaciones.
No es prudente ni positivo, que en una
época donde muchas religiones se están abriendo a la aceptación de otras formas
de pensamiento, se declare desde una doctrina filosófica y eminentemente
racional, que la única verdad y el
modelo único y definitivo es Jesús,
pues esto es dogmatizar nuestras ideas al creerlas únicas y superiores al
resto.
Seguro que muchos intentarán buscar
justificación a estas palabras de Emmanuel, pues todo se puede justificar si se
quiere, pero si nos atenemos al texto, el texto es claro y no deja lugar a
dudas. El espiritismo debe caracterizarse por comprender que la sabiduría es
universal, y que Dios es demasiado grande como para tener predilecciones en
cuanto a cuestiones de secta o religión. Considerar a Jesús como única
expresión de la verdad, es caer en el dogmatismo de cualquier pensamiento religioso,
algo que está muy lejos de la visión racionalista y dinámica que Kardec
imprimió en todas sus obras. Cuando los espíritus consideraron a Jesús como el mejor
ejemplo no quisieron decir el único, lo que está perfectamente definido en la
respuesta que dan los espíritus a las preguntas 626 y 627 del libro de los
espíritus.
Como el libro ofrece muchas ideas y
analizarlas todas en un único artículo sería hacerlo muy extenso, terminamos
aquí esta primera parte, emplazando al lector a la segunda, donde seguiremos
viendo otros aspectos de la obra.
Decir por último, que para ser justos, no
solo nos centraremos en aspectos que nos hayan parecido poco claros o alejados
del pensamiento espírita, sino que también estudiaremos los aspectos positivos, que no son pocos.
Ir a la segunda parte⇛
Ir a la segunda parte⇛
No hay comentarios:
Publicar un comentario